lunes, septiembre 25, 2006

Orto



Ayer mientras esperaba lentamente que dieran las seis, observé maravillada a mi alrederor agradeciendo poder observar al sol levantándose con todo lo que conlleva sus magníficas formas en que despierta día a día con nosotros durmiendo... y pensé que era extraño que tras largo tiempo de permanecer adormitada en Xalapa no haya podido observar tan grande e inesperado momento. Sigo pensando que es quizá porque no quise darme el tiempo, pues sus colores rosas y anaranjados me llevaron a través del recuerdo a la imágen sólida de mi mente tranportandome suavemente a los atardeceres del sur, sólo que esta vez me encontraba sentada en la azotea con el típico rocío de otra ciudad, diferente a la del recuerdo delicado de la brisa tocando mi piel.