sábado, noviembre 28, 2009

El Baño


Una puerta se abre lentamente a tus espaldas, la oyes pero no volteas. Mantienes la mirada fija en las cortinas blancas de la ventana. Oyes su voz detrás de ti, su marcado acento extranjero te parece irrisorio, sonríes sin contestar. Estás sentada en el borde de una cama, con las manos a los costados, viendo el movimiento de la suave tela de las cortinas y la luz blanquecina que se cuela por ellas, sabes que son las tres de la madrugada pero para ti eso parece apenas el atardecer.

La oyes desnudarse. Primero tirar la gruesa chamarra sobre la cama para luego sentarse en la cama y descorrer el cierre de sus botas negras, los jeans, el suéter y la blusa le siguen. La ves de reojo. Camina hacia el baño, redibujas el contorno de su cuerpo, su piel blanca contrastando con la tela oscura de su ropa interior. Oyes la regadera, miras la puerta del baño, está abierta.

Sales de tu letargo y te quitas la ropa mientras caminas al baño. Abres el cancel de la regadera despacio y la ves… el cabello rojo pegado a su espalda, el contorno redondeado de sus brazos abrazados entre sí, los labios entreabiertos, los ojos cerrados bajo el chorro de agua caliente, la curvatura de su espalda dejando caer en cascada las gotas hasta sus nalgas redondas. Te mira y te sonríe. Te jala hacia adentro.

Entras al agua y exhalas el frío que te cubría. Ella te abraza por la cintura. Acercas tus labios a su boca, tus manos a su cadera… cierras el cancel de la regadera para olvidar el frío de afuera… ella acaricia tu espalda despacio, sientes las yemas de sus dedos ir y venir de arriba hacia abajo una y otra vez mientras besas su cuello. El agua cae entre sus cuerpos encontrando apenas espacio para escurrir.

Sus manos encuentran tus nalgas, las tuyas sus piernas. Sientes su muslo izquierdo abrazado de pronto a tu cadera. Tu boca baja despacio por el frente de su cuerpo, del cuello al pecho, del pecho al vientre… tu lengua ya no sabe qué sentir, el calor del agua se ha confundido con el de ella… sus manos rodean tu cara y te piden que vuelvas. Regresas en seguida tu boca a la suya.

"Espera", te dice ella en un susurro, "espera". Cierra la llave del agua y abre el cancel, toma una gran toalla y seca un poco su cuerpo, te la entrega. No sabes qué pretende pero la sigues con diligencia. Te secas y tomas su mano. Te lleva de regreso a la cama. Se mete entre las cobijas y te jala hacia dentro.

Pronto el frío de las sábanas desaparece ante el contacto de sus cuerpos desnudos. Las ventanas se nublan con uno y otro suspiro que emergen de su boca suplicante. Paseas tus manos por su cuerpo. Sientes cada uno de sus movimientos: el vaivén de sus caderas, la búsqueda incansable de sus manos entre tus nalgas y tus piernas, la respiración creciente de su pecho…

Un instante. Todo se detiene, su cuerpo queda suspendido entre tus brazos. Tu boca abierta a milímetros de la suya jadeante. Sus manos aferradas a tu espalda. El palpitar de sus corazones parece escapar por unos segundos. La respiración contenida emerge en un grito ahogado que dejan escapar sus labios. Caes… cae… caen juntas, una sobre la otra. Ella no te suelta, se aferra a tu cuerpo y tú no sólo se lo permites, la sostienes con fuerza.

Se sueltan la una a la otra. Quitas su cabello de su cara y ella ríe. Tú ríes con ella y la besas despacio… Minutos después ella se levanta, vuelve a tomar la toalla húmeda que ha quedado sobre una silla y regresa a la regadera. Tú la sigues sin pensarlo.

- Tenemos que hacer las maletas...- dices desde la entrada del baño.

- Ya están hechas. - responde ella sonriendo mientras se seca el pelo. - Sólo falta vestirnos para salir de aquí.

Te tira la toalla mojada y tú sonríes. La ves sentada sobre la cama, un par de medias negras empiezan a deslizarse suavemente por cada una de sus piernas. Te quedas un rato observándola, ella sabe que lo haces y pausa aún más sus movimientos. Las medias han llegado a su destino y tú te despegas de la toalla para buscar la ropa que dejaste regada por el cuarto. Te vistes con la mirada puesta de nuevo en la ventana. Ella se acerca a ti y volteas a verla.

- Ya vámonos, - te dice con la mano extendida - se nos va a hacer de noche en la carretera.

La tomas de la mano para levantarte. Agarran las maletas y salen de la habitación 515 del hotel. Dejas las llaves en Recepción y sales del lobby del hotel. Un convertible negro, estacionado apenas a unos metros del pequeño hotel, las espera. Ella amarra sus cabellos rojos con un pañuelo oscuro. Se sienta en el asiento del copiloto después de echar una maleta al asiento de atrás. Se pone sus lentes negros y prende la radio apenas pones la llave en el encendido. Prendes el auto y con el sonido de una canción de rock emprenden el camino.

jueves, noviembre 19, 2009

Gypsy (I'm Rom)


No rompas mi corazón, morena de ojos negros,

Quiero tu libertad, quiero ser Gipsy como tu,

Quiero bailar, si tus caderas me enloquecen siempre que…

No rompas mi corazón morenita,

mi pequeña, ¿por qué no vienes conmigo?;

Y viajamos sin rumbo con la música en los oídos,

en tus manos, en las mías, en el alma de los dos.

Quiero ser Gipsy, perderme en tu larga cabellera,

Sentir en los dedos tu piel morena,

Quizá yo soy Gypsy, ¿Quieres venir conmigo?

sigue el son de mi guitarra que te llama con el viento,

con el atardecer, con la luna de la madrugada...

si me olvidas, es normal que me convierta en Gypsy,

si me sigues es normal que cante también.



Damet!! I fell again...


Did it again, love
I got it all wrong
But it felt so right
I can’t believe it

Nunca me senti tan fuera de lugar
Nunca tanto se escapó de mi control
Pero todo en este mundo es temporal,
lo eres tu y lo soy yo...

On se sent si bien tout celui qui me fait mal
oui ou non decido yo...

domingo, noviembre 15, 2009

Epistemología de una intuición


Llamaron a la puerta esta tarde, lo sé, pude oír sus pasos temerosos acercarse, miró de arriba a bajo, le agradó la armonía del color. Pensó en gritar, pero se arrepintió, luego entonces decidió buscar un timbre que no encontró, lentamente retrocedió unos pasos, pero estaba frente a la puerta y de pie, seguía esperando, esperando a que saliera, a que le oyera a pesar de no haber hablado. Entonces me levanté; estaba soñando que tocaba, me levanté haciendo caso a mi intuición , abrí la puerta azul, pero al salir ya se había ido...

Desesperado caminó despacio, arrepentido de haber ido hasta la puerta y no haber tocado, caminaba sin sentido y se arrepentía de no haber dado al menos tres golpeteos con los puños, miró a lo lejos, se dio cuenta que había alguien, pero ya alejado no vio con claridad, sintió una presión en el pecho, pero fue tan cobarde que no optó por dar vuelta a la vía tomada. Más tarde, por la noche, acostado frente a su ventana, a la luz de la blanca luna, recordó su viaje, soñó que tocaba la puerta y que como dos gotas cristalinas le miraban unos ojos negros.

miércoles, noviembre 11, 2009

If you're thinking anything, If you're thinking endlessly


Si! Sí!!! Lee bien que mi corazón está gritando, está recordando que se volvió un limón congelado y cobarde, que pensó que era el fin... Si! Volví a recordar, cuanta tristeza es sentir las música en las venas, cuanta tristeza es recordar mi partida del portón rojo... Si, Sí!!! ese fue el final y hoy ya no duele, porque se esfumó. Seré por siempre un limón, me retiré con el rojo destrozado, con la búsqueda que no terminé, con el gato de mis sueños, con la noche porque el sol ya no brilló... Ahora la luna sale con la noche, si, es tan cierto, tan bizarro, tan prohibido.
Esa parte restante de la luna, esa que quedó fuera cuando el sol la empujó a salir e inesperadamente se marchó... es mi sombra, tan sólo una parte de lo que voy a ser. Observa, ¿no puedes ver? quizá te segaron otras luces; ¿Ves azul?¿Ves en rojo?¿Me puedes oír?... puedes escuchar esa música tan loca, tan retorcida, tan dulcemente agradable para ti?¿puedes? shhhhhh, no me hables, si puedes no lo digas, que quede en ti.

martes, noviembre 03, 2009

Mutante Escandinava


Plagada de esos pedazos que caen tan de repente, ayer pensaba que antes era todo el cielo azul y resistente, tal parece que el efecto del calentamiento global ha venido a afectar a nivel interno también. Me quedé tirada en la cama, cansada de ver y sentir por todo el cuerpo los pedazos del cielo, bajo el que me gustaba caminar. Viajé cinco horas para cambiar de aires, pero el cielo también se cae a pedazos, estoy al borde de la emigración, de mutar para caminar sin rumbo, para cambiar de piel. Tal parece que mi cueva es mi único refugio, pero a mi cueva puedo escasamente entrar sólo dos días mermados a la semana, extraño tanto a mi cueva, que cada que cierro los ojos sueño con cobijarme en su lecho. Desde hace unos meses me he dado cuenta que mi aspecto a empezado a cambiar, mi piel se vuelve gruesa e intento construir el barco que había quedado encallado en aquella isla, congelada por la frialdad superficial de su gente. Hoy veo imágenes inamovibles, risas fingidas; -cuidado!- tal vez no sean fingidas, quizá sean felices así...
Yo me siento asqueada, descosida, quiero vomitar la porquería de la que solo puedo alimentarme en este envolvente pavimento gris; isla sin sentido, sin porvenir. Desde hace unos meses estoy mutando, lo vuelvo a repetir, probablemente pierda todo lo que puedo ganar aquí, ¿y que más da perderlo si no es lo que quiero?, regreso a mi trabajo; él único motor que impulsará el barco, sé que no hay mucha madera para mi, pero voy guardando los retazos que parcharán la tablazón, si el barco se craquela con las aguas, que más da si quedo internada dentro, al fin y al cabo allí es dónde quiero estar...