Pensé en voz baja: El amor romántico... ese que llega una vez y si no se queda, jamás volverá, porque la pasión romántica no se liga necesariamente al deseo de unirse a una pareja para siempre...
Ella me enseñó que la palabra Love procede del sánscrito Lubh, y que su significado es Desear... Esa misma tarde se quedó en casa y comprendí que el deseo es una atracción sin aparente control voluntario o lógico, que llega espontáneamente, y que también puede desaparecer de repente.
Sentí la dopamina por primera vez en mi cerebro, cual adolescente que prueba una droga y no le es suficiente una primera dosis de fluído seminal. Nunca entendí la química del amor cuando tocó a fondo por primera vez, ese salvaje frenesí que no es más que el resultado de nuestra infancia y una mezcla de nuestra naturaleza animal.
Más tarde comprendí que somos capaces de desarrollar una pasión romántica por una persona mientras nos sentimos estrechamente unidos a otra. Helen Fisher escribió una vez: "Que locura emperajarse social o sexualmente con una persona y estar perdidamente enamorados de otra" ...El secreto -explicó- está en nuestra voluble naturaleza y la independencia de nuestros sistemas emocionales destinados a la reproducción y supervivencia.
Hemos sidos hechos para amar y volver amar... este hecho no combina con nuestras ideas, conductas sociales y culturales del amor. Qué alegría nos produce esta pasión cuando estamos solteros o empezamos nuestra vida, cuando estamos divorciados, en nuestros años de madurez, o cuando nos quedamos solos al ir envejeciendo... Qué confusión, qué pena genera esta química cuando estamos unidos con alguien a quien admiramos, y nos enamoramos de otra persona.
Nuestra conducta humanamente social, no coincide con nuestro esquema natural de los impulsos del amor, contribuyendo éste a la confusión, los altos indíces de adulterio, divorcios, a la existencia del acoso y la violencia conyugal, a los homicidios y suicidios... las depresiones clínicas relacionadas con el amor, son la consecuencia de amar una y otra vez.
La experiencia del amor es esa que llega y se va, vuelve y regresa de una forma menos parecida, pero no por ello deja de ser intensa y nos vuelve a someter en el redundante capricho de nuestra naturaleza animal...
Más tarde comprendí que somos capaces de desarrollar una pasión romántica por una persona mientras nos sentimos estrechamente unidos a otra. Helen Fisher escribió una vez: "Que locura emperajarse social o sexualmente con una persona y estar perdidamente enamorados de otra" ...El secreto -explicó- está en nuestra voluble naturaleza y la independencia de nuestros sistemas emocionales destinados a la reproducción y supervivencia.
Hemos sidos hechos para amar y volver amar... este hecho no combina con nuestras ideas, conductas sociales y culturales del amor. Qué alegría nos produce esta pasión cuando estamos solteros o empezamos nuestra vida, cuando estamos divorciados, en nuestros años de madurez, o cuando nos quedamos solos al ir envejeciendo... Qué confusión, qué pena genera esta química cuando estamos unidos con alguien a quien admiramos, y nos enamoramos de otra persona.
Nuestra conducta humanamente social, no coincide con nuestro esquema natural de los impulsos del amor, contribuyendo éste a la confusión, los altos indíces de adulterio, divorcios, a la existencia del acoso y la violencia conyugal, a los homicidios y suicidios... las depresiones clínicas relacionadas con el amor, son la consecuencia de amar una y otra vez.
La experiencia del amor es esa que llega y se va, vuelve y regresa de una forma menos parecida, pero no por ello deja de ser intensa y nos vuelve a someter en el redundante capricho de nuestra naturaleza animal...
