De mi luna historias van y vienen, dicen que el tiempo acerca al sol a su amada cada determinado tiempo, el mito, los sueños, la historia, la realidad... los eclipses os han fascinado a miles de culturas, a una humanidad entera... a mi. Este 22 de julio el oriente tuvo la oportunidad de observar el eclipse más largo del siglo XX, dicen que los eclipses marcan, y ahora tras mi infortunio de ver sólo las imágenes de tan histórico acontecimiento, vinieron a la mente imágenes que tenía olvidadas, supongo que mi pequeña memoria sólo guardó el momento especial: Papá llegó a casa justo a tiempo, sacó del bolsillo de su guayabera un pedazo perfectamente cortado de cristal ahumado, me tomó de la mano y tapándome un ojo nos llevó a mi y a mis hermanas al patio para observar el anillo luminoso, el momento en que la luna se come al sol, no sé si sabía aún lo que sucedía exactamente, era yo, observando el eclipse total de sol un julio de 1990. Recuerdo también que mi tía estaba embarazada y no la dejaron salir ... yo no entendía nada de astronomía pero no devolví el cristal oscuro hasta que la luz volvió a aparecer, supongo que desde ese momento quedé marcada por la luna.
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