viernes, agosto 25, 2006

Buscando esencia de Jazmín

De todos los días en los que suelo observar cosas raras por la ciudad de Xalapa, hay días en los que las experiencias no deben quedar en silencio. A menudo suelo platicar muchas de las cosas por las que paso en el día pero luego sucede que se me olvidan otras. En esta ocasión mi trayecto al final del día fue a dar por el Mercado Jauregui, donde la agradable compañia de una amiga hacía más que amena la tarde. Siempre he tenido curiosidad de ver detenidamente los puestos en donde las hojas deshidratadas y una serie de listones rojos, semillas secas e imágenes de la muerte invaden los angostos pasillos del mercado. Sin embargo, muchas veces por más que uno pregunta, sí el dueño del negocio no te vé como un cliente con potencial de compra, se queda corto en cuanto a todo lo que el negocio se refiere. -O es quizás que yo no soy lo suficientemente hábil como para llegar y hacer etnografía con este tipo de comerciantes que podrían contarme un poco sobre los productos que venden-
Aunque yo no tenía algún motivo especial, ésta vez mi amiga al menos tenía algo por lo cuál preguntar. Mi estado de curiosidad incrementaba mientras veía todo los que se ofertaba en esos puestos y avanzaba con mis pasos lentos para darle tiempo a la vista de observar lo que se le antojara. Mis oidos también escuchaban las voces que preguntaban constantemente
-¿qué busca?, ¿que le doy?
Para detenernos más en cada puesto preguntamos por la esencia de jazmín, cuya porción en la mayoría de esos negocios es vendida en frascos de apenas 20cm sin embargo, necesitábamos una porción de más o menos medio litro, pretexto que nos sirvió para seguir preguntando de puesto en puesto y para babosear un poco más.
Mientras pasábamos entre ajos con sávilas, vitirinas con imágenes de la santa muerte, demonios con patas de cabra, trolls, budhas y pirámides con monedas, estábamos atraidas por varios objetos raros por los cuales preguntamos a la menor oportunidad para qué servían. Observamos con asombro una veladora negra cuya imágen de un matrimonio con traje de boda llamó nuestra atención al verla toda negra y con algunas semillitas de chile seco. Su función es separar a la pareja deseada y se necesita toda una faramuya que te cuentan sólo si la vas a comprar. Nuestro intento de saber más fue negado cuando el dueño del negocio antes de empezar a dar una respuesta más amplia a nuestras interrogantes contestó: -pero, ¿la van a comprar?
Al responder con un no, que en el fondo hubiera querido decir sí, para que nos siguieran explicando, la magia se acababa y mejor ni gastaban saliva en contarnos. Y así recorrimos espacios en donde nos informamos sobre el famoso "toloache", la esencia "ven a mi" y donde me quedé con muchas otras dudas sobre calcomanías de formas extrañas, mazos de cabellos amarrados y una serie de objetos a mi vista desconocidos.
Salímos con una esencia de jazmín de $35 envuelta con papel periódico y una bolsita como si fuera algo prohibido, pero esa fue la botellita que hizo hablar más a la persona que nos atendía, además de quedarme con la leve impresión sobre las reservas de información que en cada puesto se notaba al no explicar nada a las curiosas preguntonas.
Después, nos vimos por las calles de la ciudad con una sonrisa de satisfacción en los labios y miles de cuestiones sobre temas que van más allá de la explicación científica y que coexisten entre la colectividad de una sociedad creyente y a la vez incrédula. Interesante tema que no dejamos de hablar hasta que cada quien tomó su rumbo a casa...

2 comentarios:

  1. Un viaje a lo que muchas veces tan cotidianamente ignoramos pero que se encuentra muy presente! Interesante recorrido.

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  2. Hola mi saruchis hermosa!!!.....releí tu blog...vaya recuerdos!!!:la llegada de Viggo, el viaje al mercado, el cuento de Alas...estoy con una sonrrisa gigante en la boca!!...le pones sabor a mi vida!!te quiero mucho...gracias por ser amiga!

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