martes, agosto 19, 2008

Sueños y Daños


Estaba sumergida en un profundo sueño, era solamente tu y yo en un auto gris, viajábamos sonrientes en un trayecto que no vislumbraba hasta el momento en el que chocamos sin darnos cuenta. Desperté asustada y tomé conciencia de que estaba en el sillón de aquella extraña casa a la que me habían invitado. Cuando abrí mis ojos vi la luna redonda y sentí como tocaba mi rostro con sus rayos de luz. Esa puerta de cristal había pasado desapercibida a lo largo del día hasta el preciso instante en el que tras ese sueño espantoso me permitió divisar la luna que me dio tanta calma. Hace dos días ya de aquél suceso, pensaba que era demasiado sentirme mal si la luna aún no estaba menguando, trataba de olvidarle de todo pero ayer a la 1 fue peor. Hoy estoy somnolienta de nuevo...viajé por las redes a visitar; pienso que es el día más triste de mi vida y no lo puedo evitar.

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