miércoles, julio 07, 2010

Me salí de la tangente



Escucha atentamente, -te dije un domingo de discusión amena-. La influencia número uno que adoptó mi corazón fue la fórmula que potencializa cúbicamente el ABC. Harto de elevar a tres las secciones, los triángulos oblicuos cernidos entre tantas combinaciones, decidieron evitar las confusiones de símbolos.  Permitieron que el ángulo A y B, siendo éstos los más grandes, dieran el lugar al C para representar el ángulo intermedio. 

Pero alguien decidió que es mejor segmentar para dar proporción a los oblicuos, así que el triángulo irregular dejó de ser uno, para volverse en dos que tuvieran proporción, reciprocidad y ese "blah" de las  funciones trigonométricas; esos dos que sucumbieron ante la penosa realidad de verse segmentados... 

Las matemáticas se resuelven así, nadie ha dicho que son fáciles o poco complicadas, pero un día llegó un matemático con sus fórmulas y resolvió que si A y B no cambian, siempre quedan B y C, A y B ó C y A, al fin y al cabo, existen seis identidades trigonométricas...  ¿Será cierto que el orden de los factores no altera el producto? 

Escúchame bien amigo; nunca supe matemáticas, eso no se me da bien, es probable que mis triángulos oblicuos nunca hayan encontrado la proporción, aún sigo contando con los dedos antes de complicarme con fórmulas trigonométricas o con los ábacos de colores... y quien haya encontrado la fórmula perfecta para no segmentar lo que es uno, que te diga el resultado de los años luz... esos que no se miden en tiempo, sino en distancia, eso ya lo dijo la física de la familia, y yo quiero que mi vida sea como un fractal y de esos creados por los algoritmos, ¿Será que me estoy saliendo de la tangente?

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