viernes, enero 21, 2011

Antónimo de un sueño


Los remordimientos no hacen mas que matar el alma y carcomerte el corazón...
¿Es acaso que tus sueños llaman a los míos para viajar y colapsarce en el vació nocturno?
Me siento como en ese teatro mágico, en el que el precio de la entrada era perder la razón; mientras mis lágrimas caen sin premura y el pecho aprieta el sentimiento, como si tratara de asfixiarlo para no lastimar internamente los tejidos. Yo apago las luces y me cubro con la colcha azul aterciopelada. Escucho los dos relojes que al unísono marcan los segundos del tiempo que no cuento, pero que me canta cunas para poder dormir. 
Imagino la distancia y los castillos de arena que había formado en la orilla del mar se desmoronan, parece que todo entra en una quietud inesperada. Observo la planta que no tiene raíces sino una bola enorme que no es más que un bulbo que semeja a un tubérculo semi enterrado en la maceta que le propicié para que viviera. Donde curiosamente han nacido seis tréboles raquíticos como para hacerle compañía. Siento como se ondea el suelo y la planta empieza a moverse, esto parece un temblor a baja escala y creo que nadie se ha dado cuenta. ¿O soy yo? insignificante fantasma inexistente que todo lo ve , soy yo misma, el pecado... El dolor del pecho desaparece, mis ojos hinchados se cierran poco a poco adormecidos sin distinguir la realidad del sueño en mi cabeza. 

¿Me pregunto dónde habita el punto de encuentro balanceado entre tu y yo?
Escapa de nuevo la imagen...Te esfumas por un instante y vuelve a amanecer.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario