miércoles, junio 02, 2010

ReNcUeNtrOs


Encarecida esencia de azúcar amargo, os dejo que me sosiegues, que me arrebates el delirio de esta agitada noche de placer, que me ha dejado acelerado el sendero de las glándulas que bombean adrenalina, esa hormona que me ha puesto alerta al percibir tu peligroso acercamiento.

Y mis pupilas dilatadas son testigo de mi ritmo cardiaco, receptora soy de tus respiraciones, víctima de ese punto insoportable de tensión acumulada que termina en el climax de indescifrables sensaciones irrigadas. Fuerza vital, aroma inmortal, alivio de fatigas, literatura subversiva y censurada.

No rehuyo a mis demonios, sería un error garrafal, y si Vargas Llosa lo supiera, sabría que las travesuras de la niña mala están inmiscuidas, porque es verdad que el amor es una relación desproporcionada, y si te preocupaba Lily, que alguna vez se me ocurriera escribir esta historia de amor... Te juro que no te he hecho quedar mal, porque me has dado tema para escribir más de una, más de una...

Y en mi indescifrable y frenético deseo de plasmarte mientras estás conmigo, la oscuridad vuelve invisible el tintero, tras ese árbol que nos cubre los cuerpos, escondidas quedamos en el sulfurante estupor de los arrebatos en la piel. Te has aparecido ante mi y no te he negado propiedad, mi cuerpo ya está inoculado de tu germen, agobiado por este inconmensurable placer, tú, dueña de mil caras, indefinible adolescente que corrompió mi ser.

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